Gema de la Cruz- Coach

lunes, 26 de octubre de 2015

Hoy es el mañana que tanto te preocupaba ayer, ¿valio la pena?
Ghandi

La semana pasada fue el futuro, el día que Marty Mcfly aterrizaba con su Delorian en un futuro con robocordones, aeropatines y pizzas que se rehidrataban y se hacían gigantes.

Recuerdo perfectamente siendo niña hacer los cálculos de cuántos años tendría y qué es lo que haría cuando fuese " tan vieja". Creo que nada de lo que pudiese pensar con 10 años ha sido tal cómo lo imaginé en aquel momento, afortunadamente!!!! Porque la Gema de 10 años tenía unas vivencias que la conducían a unas expectativas completamente diferentes a las de la Gema actual.

Sea como fuere, el futuro es mi presente y estoy en la vida que quiero tener, mejor que cualquiera que hubiera imaginado y me siento muy afortunada por ello.

Vivir en el presente, en el momento actual no es nada fácil. A mí me encantaba tener mi Delorian aparcado en la puerta de casa y moverme continuamente  al futuro. En ocasiones , creando escenarios terribles en mi propia vida porque ¡es tan fácil ponerse en el peor de los casos! y otras creando expectativas mágicas e ilusorias como verme más delgada, incluso más alta, a la vez que mojaba mi magdalena en café con leche... El caso es que viajar al futuro ya fuera de una forma u otra me hacía volver a mi presente impaciente y cargada de ansiedad. Imaginaba el desenlace de posibles situaciones y no llegaba a disfrutar del aprendizaje del camino porque siempre pretendía anticiparme y eso me llevaba a preocuparme (que no es otra cosa que ocuparse antes de tiempo).

Y en otras ocasiones, prefería refugiarme en el pasado, pero claro como lo hago en mi cabeza pues lo maquillo un poco y me libero de las emociones que me acompañaban en esos momentos. Idealizo un pasado perfecto e imagino cuánto me gustaría volver allí y abrazar a mi padre. Y eso es una gran verdad, me encantaría, claro que si no estuviese en el presente no abrazaría a mis hijos y eso también me encanta. Las etapas de la vida concluyen y viajar al pasado me traía siempre nostalgia y tristeza.

No digo con todo esto que no haya que proyectar el futuro sino cómo íbamos a  conducirnos en nuestro propósito; ni revisitar el pasado y conectar con nuestra historia y las personas que nos han acompañado en el trayecto ¡¡es fundamental!!. Lo que trato de contar es que a mí no me ha funcionado proyectar mi día a día pensando en un pasado reconstruido y que no volverá ni imaginando un futuro ideal y mágico en el que las cosas suceden sin ser el resultado de mis acciones.

Es fácil perder consciencia de esta perspectiva, incluso en el momento presente, no es cierto que mientras leías esto ya se te ha pasado por la cabeza qué es lo siguiente que ibas a hacer. Un montón de pensamientos nos abruman a lo largo del día y un montón de pitidos en nuestros móviles nos llevan de una cosa a otra continuamente. Hemos comprado la absurda idea de que somos multitarea  y podemos hacer varias cosas a la vez. Sigue con ella si todavía te sirve, pero yo desde que he descubierto la riqueza de poner atención plena en lo que hago en cada momento disfruto del placer de comer, de escuchar música, hasta de respirar. Yo caí en esa trampa (cómo en tantas otras por eso escribo este blog) y me hacía sentir permanentemente angustiada, olvidar las  llaves, el bolso, no saber si había cerrado o no la puerta, el coche. Y tener la sensación de no parar y no hacer nada.

Actualmente me formo en Mindfulness , una práctica que me enamoró desde que la conocí. Y sobre todo aprendo de mis dos grandes maestros, mi hijos, que ponen absoluta intensidad en todo lo que hacen y no dejan de disfrutar de su vida cada día.



Para mi copiloto de Delorian, gracias por compartir el presente.

lunes, 19 de octubre de 2015

"Quién tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo" F. Nietzsche


Las consecuencias del desempleo de larga duración son múltiples y variadas. Las conozco, al igual que las emociones que traen consigo. Aunque una de las cosas que me llama poderosamente la atención fue el modo en el que fui diluyendo mi propia identidad a medida que iba pasando el tiempo.

Lo concretaré con mis vivencias, al principio cuando conoces a alguien nuevo y en el contexto de la conversación surge tu dedicación, yo me refería a mí como mi último empleo, yo soy agente de empleo y desarrollo local. A medida que el tiempo avanzaba y mi inseguridad con él, iba dando más explicaciones aunque nadie las pidiera, hacía referencia a empleos anteriores y a mi formación (toda la retahíla de títulos y diplomas), un poco síndrome de currículum ambulante, como queriendo mostrar que sabía y podía hacer muchas cosas. Pero cuanto más tiempo pasaba mi identidad profesional y personal se iban diluyendo, difuminando hasta el punto de que me confundí con mis circunstancias y finalmente acababa explicando toda mi situación en ese momento.

¿Quién era yo? Mejor ¿quién soy yo? No me planteaba esa pregunta porque durante mucho, demasiado tiempo había delegado la respuesta a esa pregunta en manos de otros, y dependiendo del momento era project manager , coordinadora de programas, docente... Y en base a esa calificación actuaba, así me sentía.

Según han avanzado mis vivencias y con ellas mis aprendizajes, he descubierto la importancia de saberse una misma, de conocerse y de contestarse con honestidad a esa pregunta, sin que medie un título, un salario o una tarjeta de visita de por medio. He aprendido también a no confundir tu identidad con tus circunstancias. Yo no era desempleada, igual que nadie es celíaca o arquitecta. Distinguir y ordenar circunstancias, actividad que desempeñas o tu formación de tu esencia, de quién eres realmente, sin sabotearte ni engañarte.

En realidad tenemos tantas pistas sobre quiénes somos realmente, entendiendo ese quién soy con el para qué estoy aquí, el cómo me siento feliz sirviendo a los demás, qué me hace sentir que estoy en mi mejor versión o encaminada hacia ella. Y creéme que esas respuestas están dentro de cada una de nosotras por mucho que no queramos escucharlas y que afloran como el aceite en un vaso de agua,  te lo aseguro, vivo con un músico. Si tu espíritu es creativo pondrás esa creatividad al servicio de cada cosa que hagas a lo largo del día, ya sea un disfraz o una receta de cocina, si eres comunicadora encontrarás cualquier vía para comunicar, redes sociales, un blog...Encuentra las pistas en aquéllas cosas que disfrutas haciendo desde niña, aquéllas que haces sin esfuerzo, las que cuando haces el tiempo vuela, te acercarán a  conocerte y responder con sinceridad a qué quieres dedicarte.

Cuántas veces escucho al cabo del día la expresión " no encuentro trabajo de lo mío"  y quizás por que yo me lo he preguntado mucho pienso: y ¿sabrá qué es lo suyo? o habrá comprado la idea prefabricada de que cada persona debe dedicarse a aquéllo que tiene relación con lo estudió cuando era una veinteañera o en aquéllo en lo que tus circunstancias te han llevado a trabajar durante casi toda tu vida laboral.

Generalmente ni nos han enseñado ni hemos querido aprender a apostar por quiénes somos verdaderamente, nos ha resultado más fácil impostar una vida profesional que lo único que me ha proporcionado ha sido dinero para sobrevivir a cambio de gran parte de mi tiempo. Así que es común seguir escuchando la frase " te jubilas, ahora a vivir" y quién quiere empezar a vivir a partir de los 65 ó 67 o una edad a la que yo no tengo la certeza de si llegaré!!!! No compro esa idea, me bajo de ese tren! Quizás porque mi experiencia ha sido descubrir que a mis padres no les ha dado tiempo a vivir cuando supuestamente les tocaba.

Así que desde hace un tiempo decidí vivir sin impostar, sin que me califiquen otros con un apelativo bajo mi nombre en una tarjeta de visita y actuar con ese disfraz durante 8 largas horas (en el mejor de los casos). Yo apuesto por mí con toda la responsabilidad que conlleva pero también con todo el aprendizaje y la satisfacción, y hoy soy yo la que decide el contenido de mi tarjeta de visita.

Os animo a hacer este ejercicio: A día de hoy ¿qué pondríais debajo de vuestro nombre en la tarjeta de visita? Si  todavía no lo tienes claro o sigues habitando la creencia de que de eso no se puede vivir quizás deberías contactarme.

Gema de la Cruz
Formación-Coaching-Innovación