Gema de la Cruz- Coach

jueves, 4 de febrero de 2016

"Si tuvieras un amigo/a que te hable de la misma forma en que a veces te hablas a ti mismo/a,
 ¿ cuánto tiempo permitirías a esa persona ser tu amiga?"


Desconozco a quién he de adjudicarle esta cita, lo que se con certeza es el impacto que me ocasionó cuando la escuché por primera vez y fui consciente del diálogo interior tan destructivo que había mantenido conmigo misma en las etapas más difíciles de mi vida.

Alguna se ha mirado en el espejo y se ha dicho mentalmente frases que de venir de otra persona jamás tolerarías o incluso llegarías a plantearte si serían denunciables. O cuando has depositado una expectativa en un objetivo y éste por cualquier circunstancia no llega de la manera que has planeado. O sencillamente, por equivocarte en un desvío en la M-45, yo aquí en ocasiones, conseguía hacerme llorar, lo que jamás habría hecho con ninguna persona en el planeta y menos por semejante motivo.

Con el tiempo, he descubierto que detrás de tanta agresividad en el diálogo conmigo misma había miedo, miedito en dosis altas. Y que desde esa emoción producía mis pensamientos y desde esos pensamientos conducía mis acciones. Y también comprobé que los resultados de tales acciones difícilmente me conducían donde yo quisiera estar ni me acercaban a quien yo quería ser.

Ahora también sé que nuestro cerebro está diseñado para la supervivencia y no para la felicidad y que afortunadamente nos alerta de manera continua de los constantes riesgos con los que nos podemos encontrar . De los 60.000 locos pensamientos que nos fluyen cada día en la "trastienda" del cerebro, esas canciones raras, esa imágenes siniestras que se nos vienen a la cabeza, la gran mayoría son negativas.¿ Qué piensas cuando alguien se retrasa?, inexorablemente "le habrá pasado algo" (lo mismo que pensaba tu madre cuando quien se retrasaba eras tú, eh?), es la emoción del miedo al volante generando pensamientos. Tu automático no está diseñado para que pienses que a esa persona le ha ocurrido algo maravilloso que ha cambiado el rumbo de su existencia, ese pensamiento no está en tu programa de serie.

Tu diálogo interior genera acción tanto hacia ti misma como en tus relaciones con los demás. En cierta medida esa forma de hablarte tiene que ver con los juicios que realizas hacia ti misma y ese nivel de exigencia, eso sí un poco rebajado, también lo aplicas al resto.

Así que te invito a  tomar consciencia de tu diálogo interior, de qué te cuentas  y cómo te lo cuentas porque tanto si crees que puedes como si crees que no estarás en lo cierto.

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